Una piel de boleros

Espero el esplendor de la espera junto a dos volcanes que marquen el rumbo de mis días y despidan a mis ojos cuando el ocio consuma la tarde. Un tierra roja donde caminar mis recuerdos como si fueran las historias que otros me han contado. Intento recoger mi vida en epígrafes, dejar de ser una valencia del plomo y que lo positivo no sea la búsqueda constante de cosas. Un lugar para ser tiempo, donde las palabras sean meditaciones libres de destino, de sabiduría o de culpa. Sólo un procrear constante de formas sin más finalidad que mi propio deleite, mi asombro. Lejana de los consejos y sumida en conversaciones, recorro todos los días un par complejo de curvas, un lugar donde estoy cuando estuve.
(8/04/07)

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