En un tiempo de mi vida estuve muy consiente de los simulacros, incluso me acostumbre a los trozos, aceptar las cosas que la gente puede y no puede dar. Ahora comprendo que todo es parte de la inconciencia, del afán “social” por encajar. Por ser igual o normal, por cumplir con “ aquello” que se espera de nosotros. Esto nos lleva asumir cosas que en verdad no deseamos, para las cuales no estamos preparados. La perfección es sagrada, emana del espíritu y la creación de Dios, por lo cual se encuentra en toda su obra. Respetando ese orden, ese amor es mejor elegirnos, amarnos y ser honestos con nosotros mismos desde el principio. Evitar en lo posible ser Medeas afectivas, mujeres-lobos con miedo a correr. Espectadores de proyectos, espías de los otros. Saber antes de todo ¿para qué?.
(19/07/07)

Ilustraciones de Patricia Metola: http://tipika.blogspot.com/

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