Demetrio

Guardo el más infinito cariño a las largas travesías en metro. A su grama verde, cobijo de tantas lecturas. Sus refugios de concreto, las disposiciones temáticas de piso 5. El claustro gris de sus cortinas. Sus tardes anochecidas de grandes nacimientos lumínicos, de reuniones trastocadas de tinte político. Pleno tiempo insuficiente en compañía de los clásicos, de los modernos, de nosotros mismos. La angustia infinita ante la espera, la impaciencia urgente ante la salida. Ahora recorro tus rostros familiares con envidia. Ese tiempo donde eres un adulto-niño, donde los encuentros y las caídas nos definen. Entre los dos puntos de partida quiero volver a la madrugada de libros, a reposar sobre el pensamiento del monólogo interactivo.



(08/07/07)

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