Pensando en la honestidad vinculada a otros propósitos, todos buenos y personales. Cada día compruebo que las exageraciones, comentarios, suposiciones, chismes y mentiras desalientan. Supongo que todos tenemos vocecitas que nos dicen “Nena por qué decís 23 si son 20, por qué te pones brava si no estás segura, por qué andas contando noticias de desastres, enfermedades y robos, por qué seguís hablando de Britney.” Lo importante no es reconocerlas sino escucharlas porque casi siempre tienen razón, suprimiendo equilibradas existencias. En los diálogos honestos estas voces coexistirían sin conflictos, sin pudores. Podríamos afirmar que no encontramos nada bueno en los demás y nuestra rudeza sería amabilidad. Supongo que no todo el mundo esta preparado para la honestidad y no con todos se puede ser honesto. Estamos siempre esperando los mismo códigos y si encontrarnos dos o más usando nuestro mismo lenguaje casi siempre en un milagro. Desde hace unas semanas tengo un propósito: No hacer nada que implique un beneficio directo para mi, involucre a otra persona y yo sea la única en conciencia de ello. Algunos podrían llamarlo interés, pero es más complicado que eso. El beneficio supone intercambio, el interés sólo recibe. Pero cualquiera de los dos está mal. Supongo que la independencia está hecha de piedras como esas. Por ahora se que me molesta y que me maravilla, y que ambas cosas se tocan en los extremos. Gracias por vender sus años de experiencia y su sabiduría sin autoaplicaciones a otra parte.

Comentarios

Entradas populares