Ser infeliz también es una carrera. Sin censura.

Tengo varios temas pendientes. Tengo las caricias, los otros, el ardor y la espera, y saber que el resto de mi vida no existe. Este hecho tan tonto llego a mi hace dos tarde como la verdad más sustancial. Revisando viejos escritos compruebo que sigo queriendo las mismas cosas en diferentes dimensiones, que cuando tenía 10, 15 y 20. Que ser flaca es un horizonte sin cielo, y a veces dejamos tanto cielo perdido en un horizonte de mañanas, de promesas y en la magia de las soluciones rápidas. Esa constante irrealidad que me perfora. Supongo que mi únicas constantes han sido el miedo y la soledad. Dos cosas que no me gustan, que no comprendo y que son el pilar de mi vida ahora. Ahora creo que debo jugar con aceptación esas cartas y estar sola como habito, como costumbre, como llegan las 10:00 a.m. cada día. Sin esperar compañía. Seguir disfrutando de esta maravilla, porque creo que en algún momento encontrare como dirigirla, como importarme a mi misma. A veces cuando los peores momentos pasan vemos los problemas como algo pequeño, sencillo. Pero esta veces conservaron su tamaño e importancia en vez de caer ante mis ojos. Aunque las soluciones estén cerca el ardo se expande sin purificar, sólo quema. A veces no necesitamos oídos amables que escuchen nuestras quejas, ni oportunos y redundantes consejos. A veces sólo necesitamos la libertad ociosa y desvergonzada de vivir en nuestras tristezas más profundas y más absurdas rabietas. Saber que el ardor es parte de otra ausencia es lo que más duele, que tiene tiempo ahí y se conserva invencible sin nombre ni rostro.

PD: Arde, un espacio abierto ante el vacío. Esperando una caricia que no llueve. A lo mejor es culpa de RBD o de los hermanos Cohen, no sé.
(09/03/08)

Comentarios

Entradas populares