Gracias por las nueces, los prejuicios son nuetros.

Estaba segura de actuar justamente, de darle la misma oportunidad a todos los que intentaban establecer un dialogo conmigo. Hoy descubrí que hago exactamente aquello que más me moleta, desvalorar la sabiduría interna y el potencial de una persona basado en su edad. Todas nuestras virtudes están contenidas en una cifra. Sin embargo sigo renuente a desprenderme de mis números con tanta facilidad. La información es un privilegio (Qué intenta proteger con tanto recelo, si gran parte de la maravilla es poder ver aquello que hace a cada ser único y extraordinario, algo que no todos pueden apreciar. El verdadero tesoro es encontrar otro observador tan atento como uno y compartirlo. Dejémosla hablar) ABRIL es un después, un luego, un mañana que voy esperando durante meses. Desde hace muchos años escogí un día de este mes para permitirme el bienestar absoluto, para disfrutar una sensación ilimitada que sólo me dura uno o dos días. Si podemos hacer esto un día al año por qué no hacerlo todo los días. No habrá mejor momento que ahora cuando puedo ver a través de los velos de mi propio misticismo, y disfruto de contemplarme a mi misma. “Mucho ruido, pocas nueces” esa sensación de expectativa total ante los sonido de la comunicación tecnológica para saber que alguien nos piensa. Lo malo es que los ruidos son eco de una noche para amanecer largos días esperando ver las nueces. Días donde la ilusión se va fermentando en descontento. Esos lobos traicioneros que las esconden. A veces todo es tan estrecho, nuestro cuerpo, la piel entallada en los huesos haciéndonos lucir hasta la última vena, la ropa, las ideas que condenan ciertos lugares, las miradas, las personas. Quizás no todos los que se pasean por la web buscando palabras están solos, quizás no todos los vecinos buscan información y gozo en la vida ajena. Quizás tres centavos sean sólo tres monedas de cobre, cargadas con angustia, culpa y pena. Cargadas con la escasez del que rápido se va, pero tarde llega. Energía confundida entre todos nuestros miedos y limitaciones. Quizás ellos son felices sea otro invento de nosotros.

PD: La felicidad es un trayecto no un destino. Mimi cansada de tener miedo, de limitarse, pero déjala que escupa los dientes mientras escribe. Hicimos lo posible por comprender lo perfecto, por aplicarlo sin éxito. Quizás intentemos la normalidad sin reglas...

(09/04/08)

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