Rompiendo arterias con mi dedo lastimado

Estoy trabajando los pocos textos que tenía pendiente antes que la desnudez siga dejando vacío, antes que la verdad me deje sin argumentos, sin grandes textos y pesadas elaboraciones. Antes que todo se vuelva una sola oración, una sanación definitiva. No se estar sin duda, no se respirar sin conflicto. ¿Qué hacen los encuestadores cuando no tienen que preguntar?...

En su balance perfecto, con sus aspiración de modesta excelencia. Buscando obtener todas las estrellas de la clase, pero sin parecer presuntuosa, sin mostrarse satisfecha ante su triunfo porque sería incorrecto. Parecen la misma persona. Mientras yo contaba con el tiempo y la distancia para remojar mis inconsecuencias, mi torpe forma de expresarle el desagrado más profundo por su absurda competencia, por demostrar intensamente que la armonía se sentó en su cabeza para guiarla hacia la perfección absoluta. En un chiste interno, en una pésima broma cósmica me reencuentro con esas manos extrañas y alienígenas, ceñida en colores claros con un toque cosmopolita. Transpirando desconfianza la observo con sus ojos oscurecidos de tierra, vacíos. Esta nueva copia aún más sombría aparece en un espacio mutuo, poético, que hace algunos años todas defendimos. Sin embargo, M. tenía un poco de fevor que me hacia guardar la esperanza de alcanzar un trato más honesto, más humano. Se nos avejentaron la palabras entre tanta cortesía, jugando a la buena más buena, a la mejor amiga. Ahora es tarde para las palabras, para los símbolos, sólo nos queda suponer acuerdos, suponer heridas digiriendo en cada encuentro el saborcito...

Estoy saturada de quejas, de malos entendidos. Le dejo tus diálogos a mis próximos oídos. Paso el tiempo de construirnos otro tiempo, sigamos en este amanecer dormido.

PD: No hay noticias estelares. La generosidad de algunos afectos complacen mis caprichos con nuevos y solicitados libros. Tiempo de leer, tiempo para el tiempo y resolver las pasiones en el camino.

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