Prometo no sonreírles a todos los niños, no darles mi asiento a todos los ancianos, en especial los días de verano cuando el sol busca un lugar para esconderse entre mis ropas. Prometo no escucharte siempre con el mismo interés, con mi mirada fija en tus ojos y decirte palabras de aliento. Prometo negarme algunas veces cuando escuche tu llamado, inventar excusas tontas para esquivar una salida o saltarme un cumpleaños. Prometo olvidarme de algunas fechas importantes varias veces al año. Prometo responder cortés y brevemente a todas tus preguntas cuando no tenga ganas de hablar. Prometo refugiarme en la ausencia o en el abrigo generoso del tiempo cuando no quiera enfrentar algo. Prometo darte la razón todas las veces que sea necesaria para no tener que discutir una vez más por lo mismo. Prometo llorar con todas mis fuerzas cuantas veces pueda. Prometo molestarte cuando este contenta y cuando odio al mundo. Prometo enojarme algunas veces contigo y no decirte nada, guardarme en silencio por unos días hasta que pase. Prometo reírme de tus chistes malos y de esos cuentos que parecen graciosos, pero no entiendo. Prometo ser implacable con todos los olvidos. Prometo ser casi siempre impaciente ante la espera, ante el despiste ajeno. Prometo reírme de mi misma y compartirlo con el mundo. Prometo no suprimir ningún pensamiento o emoción. Prometo tapar mis oidos ante tus quejas y críticas, y cualquier otra acción que me desagrade. Prometo usar la palabra como un escudo, para tocarte, sacudirte, protegerme, justificarme y abrazarte. Prometo no estar siempre conciente de lo que digo ni como lo digo, ni hacerme siempre responsable de ello. Prometo intentarlo cada día, desconfiar plenamente de tus excesos de razón, bienestar o verdad absoluta. Prometo equivocarme, caerme largo y tendido, suspirar entre mis brazos y caminar nuevamente a mi ritmo. Prometo mantenerme ocupada mucho tiempo en mis propios asuntos, sumergida en la rutina y las obligaciones. Prometo dedicarme al amor, ser completamente egoísta y vivir por un tiempo en función de dos. Prometo creerme necesaria y fabulosa. Prometo ser un ánimo cambiante, ser pesada, ser feliz a ratos, ser esto que soy, aún cuando el aire me moleste y la lluvia me pique. Prometo cambiar sólo cuando mi voz pida cambio. Prometo estar sin ambulancia, pero tener una pequeña camilla para escucharte como siempre y por muchos años. Sin turnos fijos, con horarios fijados a mi humor cambiante, pero con cariño. Prometo soportarte, con tus promesas rotas, con esa imperfección constante, tan persistente como la mía.

Para todo mis muy cercanos y queridos amigos.

Comentarios

Marcel Océan ha dicho que…
¡Bue-ní-si-mo! Me encantó.

Me permito señalarte sin embargo una discordancia. Me parece que se te escapó un error de tipeo. ¿Vas a "tapar tus odios" o a "tapar tus oidos"?

Entradas populares