Noticias. La palabra, esa acción premeditada y salvaje. Se esparce en pequeñas bombas de ácido sobre mi lengua que explotan al roce de mis labos como el paso final de un plan bélico. Confiada e ilusa, creo que sus múltiples detonaciones recaeran en los otros germinando nuevos combates, pero el veneno es imperceptible ante mis ojos. Se confunde entre los trozos de chocolate y las ruedas de pan. En esta esclavitud oral, voy sembrando lagunas tóxicas en mi estomago. Todos en algún punto estamos atados a la botella, al cigarro, al microfono. Quizás se deba a que nos forzaron a dejar una lactancia, una seguridad infantil que no se sentia aún capacitada para mantenerse sola. Creo que deberían existir dos mundos uno para los que hablan y otros para los que escuchan. No podemos ser espectadores eternos de nosotros mismos, es inevitable saber que existimos en otros espacio, para otros fines. Deberíamos tener una ley que prohíba molestar a la gente feliz, y aquellos que están en ese camino. Voy a recoger frima o algo así. Intentando el bienestar sin absolutos. ¿Dónde está mi corazón?, estoy en un tránsito inexacto donde las cosas que no he vivido siguen elaborando teorías y reglas en mi cabeza. Espero que encuentren un mejor lugar donde jugar ajedrez y discutir sus problemas.

Comentarios

Entradas populares