Quiero seguir en este suave oleaje que todavía me contiene. El sol es un silencioso compañero de tardes saladas, de brisas-caricias. Aún tengo la vista relajada sobre un horizonte amplio de arena y crustaceos escurridisos. Retomo la ciudad con una sonrisa indeleble junto a ese papel tapiz de nubes perfecto, con los toques justos de celeste y maravilla. La verdad es que Dios siempre tiene los mejor diseño.

PD: Contengo mi aliento en esta sensación, sin desmarcar mis lecturas de la ultima vez que estuve en sus páginas junto a ese refugio marino, en esa tierra exiliada de la realidad.

*Je cherche un homme, Eartha Kitt

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