“Dos mujeres hablaban sobre un hombre al cual no conocian muy bien. Esa noche una de las mujeres tuvo un sueño, una mano gigante la señalo desde el cielo produciendole un gran sentimiento de culpa. Al día siguiente fue donde el cura a confesarse y contarle su sueño. La mujer le pregunto al padre si ese era el dedo de Dios señalandola por hablar mal de ese hombre. El cura le contesto que ¡SI!, y ella dijo estar muy arrepentida y le pidio perdón. El padre la absolvio de sus pecados, pero le dijo que fuera a su casa tomara una almohada y un cuchillo, luego sobre el techo de su casa cortara la almohada en mil pedazos, y después volviera con él. Eso hizo la señora y estando frente al cura este le pregunto: ¿Qué viste? y ella dijo, Plumas, muchas plumas volando por todas partes. El padre le diijo, ahora quiero que las junte todas, cada una de las que se fueron volando, y ella respondio, es imposible. Eso pasa con el chisme no podemos recoger lo que una vez esparcimos.” -Doubt- 2008
Cuantas plumas he visto volar de mi boca inescrupulosamente, dirigimos nuestros comentarios como un ferrocarril intentando ser gracioso o crear una conversación en base a otra vida con nuestros juicios y etiquetas. Debo estar esparcida en cielos nacionales e internacionales con la misma intensidad con la que una vez pronuncie sus nombres...sin embargo creo que el mal sabor es mutuo...nada queda de los conflictos, de los roces de las lenguas y las opiniones.

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