Noticias. De alguna forma se dierón cuenta, tengo un oído acolchado, listo para los problematicos transeuntes, para dejar aquí las “supuestas” intenciones de cura. Lamentablemente estaba colecciona otras cosas... me despojare de los almohadones, mantas y cualquier leve signo de comodidad auditiva. Cuentame Rafael de tus viajes, de los que te reciben y esperan. Alguien dijo: Culpa y como capullos, empezaron abrirse sobre mi cuerpo las dudas, asociaciones, los recuerdos y cuestionamientos. Se desplazan subcutaneas, en un hormigueo incómodo. Mi libertad quedo ultrajada por su presencia. Saturada en este espacio sonoro, recorro en la inmensidad una ilusión verde, una libertad en granos... “365° grados de silencio” para todos mis proyectos que esperan el tiempo del descanso. ¡Una sentada que no llega! Se me ocurrido nuevamente dejarme quejas formales, inventarme una taquilla, una recepción y una secretaria para mandarme quejas a mi misma. Ahora sin el tono personal, a lo mejor me hago caso. Lo bueno es que he perdido la práctica de quejame. Aparentemente todo es hormonal, que desperdicio ¡¿no?! tantas teorías, tantos diálogos internos y externos, rebuscando en nuestras rabias, euforias, etc. en millones de explicaciones para terminar en una hormona triste, sola y jodedora. Me siento estafada por mi misma, por esta feminidad, pero me resisto ante los hechos a verme contenida en tan pequeña y científica respuesta. Corazón de vacaciones, cerebro ocupado limpiando el desorden.

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