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Creo que los sábados son un día definidamente de playa, para amanecer en otra cama, en otro país. Despertarnos en una habitación luminosa, con flores, desayuno francés con jugo de naranja, frutas y croissant. Creo que son como esa canción de Eartha Kitt, C est si bon. Sus canciones siempre me traen buenos recuerdos y me hacen sentir bien. En los valles y los picos o en la etapa bipolar, como prefieran llamarla. Terminando un maravilloso libro que se llama Pasiones Romanas de María De La Pau Janer. Me ha acompañado como un tesoro que no quiero terminar. Este fin voy a buscar en las bibliotecas de amigos y familiares mi próximo libro, pero la Fundación Delta de Rosa Montero me esta llamando desde hace tiempo. Estoy esperando el próximo cambalache de Relectura para gastar mis cupones y encontrar más libros-nanas para M. según ella soy buena escogiendo libros. Sin embargo hay viejos textos y responsabilidades que me aguardan en los rincones, y el boleto de salida caduco o lo deje en la sala de espera. No lo sé. Dana me contagio su extraño fanatismo por la plazas, ahora quiero recorrerlas todas y perderme en las caminerias. Sigo con mi ciclo de cine, de las intensas y premiadas pase a las teen y cursis, no lo puedo evitar soy demasiado rosa. Como decía S. en mi anuario del cole: un corazón novelesco. Haciendo pequeñas cosas que no me acordaba que quería hacer. La peli que vi ayer (Beauty & the briefcase) trata de olvidarse de las listas y disfrutar lo que se nos presenta sin muchas restricciones, porque a veces lo que imaginamos no es siempre mágico y perfecto. A veces la verdadera magia está afuera. Me despido con una cita prestada de alguien simpático y desconocido: “siempre el ahora debe estar en nuestras intenciones pienso, implica tener las convicción de llevarlas a cabo”. R.

PD: Es un poco injusto que el fin de semana sólo tenga dos días.