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Siento que el fin de semana fue corto y mi semana (que todavía no ha empezado) larga. Aunque es todo lo contrario. Últimamente me siento a destiempo, quizás porque he pasado estos meses tratando de iniciar algo y sólo le he dado largas. Estoy como los gatos cuando despiertan del sueño, y se estiran abriendo muy lentamente los ojos para reconocer todo de nuevo. Hay tanto que absorber en un solo bocado…muchas veces me quedo sin aire, como si no hubiera más tiempo para hacer varias respiraciones…esa es la sensación. El tiempo unas veces se sienta a mi lado a darme calma y calentarse bajo el sol observando los campos de trigo, el resplandor dorado. Otras veces lo siento como un ejercito de pasos siguiéndome, apurándome, a punto de alcanzarme. Por ahora me siento fascinada desmitificando dioses, ideas, observando los pájaros sin vuelo. Alguien me dijo que todos los pájaros vuelan, que se regocijan entre las lombrices y semillas, que se sientan desinteresados sobre diversas ramas. Yo solo sé que mintió. Algunos pájaros no vuelan…pero aman intensamente.